Siento que siento,una y mil veces, que nada es lo que parece.

El día transcurría con normalidad.El clima era lluvioso y,el cielo se presentaba particularmente grisáceo.

Y allí me encontraba yo,una vez más;perdida en la inconmensurable niebla que todo lo ocultaba. Inmensa nebulosa de vanidades y superficialidades con las que preferiría nunca mas toparme en lo que me resta por vivir. Por suerte,era el último año que pensaba soportar este tipo de falsedad sin sentido y materialismo compulsivista.

Llegué a casa,me bañé y me recosté en el sofá que se encuentra al lado de mi ventana a leer "Contacto",de Carl Sagan. La humedad erizaba los rizos que jamás tuve. Los muebles proclamaban gemidos de dolor,una punzada tras otra. Las paredes protagonizaban un cambio notorio,un hedor a verdín intrépido,temerario y putrefacto.

Las letras de cada palabra se mutilaban en un desesperado intento de salvación,las palabras se suicidaban, los renglones simplemente se dejaban caer-unos sobre otros,verso sobre verso,párrafo tras párrafo. Leia y no sabia qué leia. Seguía manteniendo la mirada aglutinada a las páginas por mera inercia,sin lógica alguna.

Cuando por fin logre despegarme de toda esa simulación que no necesitaba en absoluto,obersevé nuevamente el cielo desde otro ángulo. Una perspectiva nueva mostraba un cielo mas limpio.Si,eso era: un cielo limpio,puro, sin víspera de ningún rasgo londinense venidero y con un profundo celeste que invadía mis pupilas. Fue en ese instante,cuando de una vez por todas,logré divisar a un individuo junto al umbral de mi puerta,amenazando con tocar el timbre.

Tenía un aspecto rígido y la mirada fija en el suelo, era mas bien de baja estatura,pelo rizado color castaño oscura y ojos celestes.

" Con los pies sobre la tierra y la mirada en el cielo" pensé. Lo dejé entrar.